Si buscamos el término «Web 2.0» en Google obtenemos casi dos millones de resultados, si buscamos una definición encontramos términos como ‘compartición’, ‘interoperabilidad’y ‘colaboración’. Nada ni nadie nos puede negar que el avance ha sido grande, que pasar de una Internet casi estática a una Web dinámica ha cambiado no solo la forma de comunicarnos, hacer negocios o interactuar con los demás. Pero realmente ¿Qué hacemos con todo ésto?. ¿Cómo lo aplicamos en beneficio de nuestras empresas u organizaciones?, ¿El cambio de mentalidad nos lo llevamos encima de la mesa o lo mantenemos como un valor meramente tecnológico?.
El término 2.0 como ya dijo Tim Berners-Lee no deja de ser una jerga, asociamos este término en un principio para disociar lo estático de lo dinámico, para centrar la atención en el cliente y no solo en el producto y la tecnología para ello, es clave. Para los que ya estábamos aquí ésto supuso conocer nuevas herramientas, nuevas formas de comunicarnos, nuevas formas de posicionar y nuevas estrategias que crear y todo de forma autodidacta en su mayoría porque no teníamos cómo o de quién aprender. Para los que un ordenador les resultaba tedioso, se convirtió en atractivo, básicamente por una sola razón: se había ampliado y mejorado la estructura de la comunicación entre las personas a través de la Red.
La fase de prueba-error la mantenemos vigente, no me cansaré de repetir que todos los días es un constante aprendizaje y así debería seguir siendo. Pero esta fase ya no es la más importante, ni debe ser en la que instalarse de forma perenne, tenemos múltiples ejemplos de lo que vale y lo que no vale y buenas herramientas de cómo medirlo para poder demostrarlo. La fase que debe importarnos para avanzar y seguir investigando es aplicar esa misma estructura en nuestro entorno profesional, tanto en nuestra propia empresa como con nuestra competencia y nuestros clientes. Hemos de dar un paso más, quizás un paso arriesgado pero no olvidemos que «Si tomas riesgos puedes fallar pero si no tomas riesgos seguramente fallarás». Manteniéndonos en la Web 2.0 nos circunscribimos a un entorno cerrado aunque la comunicación sea múltiple y bidireccional, por muchas razones pero quizás la más significativa es que a pesar de compartir más abiertamente nuestro conocimiento, ese conocimiento no deja de ser contenido propio que utilizamos en nuestro beneficio para un mercado segmentado utilizando todos los mismo canales de difusión.
Si en el manido, sobado y usado término Web 2.0 nos centramos en el cliente, hay que dar un paso más y ver al cliente, como lo que es, persona. Y no me refiero a llegar al 3.0 en los términos que lo hizo Kotler exactamente, aunque muy en sintonía con su segundo mandamiento: «Sensibilízate ante el cambio y muéstrate dispuesto a la transformación», sino en salir de esa estructura cerrada y eliminar etiquetas haciendo de las personas nichos de conocimiento en un formato de una real colaboración y cooperación. Nosotros apostamos por éso y es lo que estamos haciendo.
El conocimiento no solo debe ser compartido y no solo gestionado internamente sino colaborativamente en el exterior, implicando actores externos a las empresas y organizaciones y cooperando con otros profesionales de nuestro mismo sector o diferentes que amplíen esa base de conocimiento. Escuchando. Esta transferencia de capital humano y de conocimiento nos permitirá no sólo descubrir las diferentes inquietudes, valores y preferencias de las personas sino poder trabajar sobre ellas. Dejaremos de crear círculos cerrados cliente-proveedor para ampliar las fronteras del entorno de una población segmentada según el enfoque del proyecto. No estamos regalando nuestro «Know-How», éso dependerá de la capacidad creativa y estratégica de cada empresa. Solo estamos dando un paso más: extraer el beneficio que obtenemos de haberle puesto esos dos numeritos a la Web: dinamicidad ,conversación, escucha activa..
El éxito en el único sitio que está por delante del trabajo es en el diccionario por lo cual éste no es un trabajo fácil, para muchos es arriegado, para otros complicado. pero creemos en ese término que no he mencionado todavía y que es tan importante: la comunidad. Y la comunidad la conforman diferentes profesionales, incluidos los que compiten entre ellos, lo que llamamos competitividad colaborativa o positiva y trabajando sobre ella daremos valor, con una buena estrategia, al producto y al cliente.
Nuestra intención es motivar, dar un pellizco a las convicciones acomodadas, a pensar, a descolocar, a invertir no en dinero sino es esfuerzo, no en tecnología, sino en intercambio de conocimiento. Porque ha llegado el momento de de dejar de coronar reyes y reinas y empezar a dar sentido a lo que estamos haciendo. ¿Y tú qué piensas de la Web 2.0?